Abro la puerta, suspiro, ya estoy en mi casa, 3:00 am. Veo mi reloj, prendo la luz, aun cuando todo esta perfectamente limpio hay sabanas blancas cubriendo los muebles, llego a la cocina, huelo las flores frescas de la mesa y luego deslizo mis dedos por ella, ni un rastro de polvo, “nada mal para 3 años de ausencia, seguro le dieron la casa a alguien mas”, abro la nevera, “Después de 24 horas de entrevistas y papeleo nada mejor una copa de vino”, estaba cansada, decidí sentarme en el mueble por un momento, coloque la copa en la mesita y quite la sabana del mueble, en ella me envolví, hacia frió, me acosté, no supe de mi hasta las 10.00 am cuando las cornetas y el ruido del choque me despertaron, me había quedado dormida, algo común cuando has pasado tanto…..y…tan lejos de casa….Con los ojos abiertos aun estoy un poco desorientada, me levanto, se supondría que esta vez como tantas otras, estar en mi casa debería provocarme alguna sensación de alivio, pero no, esta vez es diferente, no había nada, no podía entender porque…..Desayuno, Corn Flakes con leche, nada que necesitase cocción, mi animo no me lo permitía, miro a mi alrededor y decido que el apartamento necesita algunos toques personales. Me doy un baño, me visto….colores…blanco y beige…como siempre nada muy llamativo amenos que fuese necesario, me pregunto si pondrían una bala en mi cabeza si decido salir con un vestido de lentejuelas amarillas y rojas….ja! creo que me dispararía a mi misma primero, listo!!, ahora el primer paso….salir del apartamento, no había terminado de cerrar la puerta cuando ya había dado mi primer tropiezo, con un sujeto masculino, de aproximadamente 26 años, no casado o adultero, piel morena, cabello liso y largo hasta las orejas, ojos color marrón y mirada aparentemente sincera, me tomo 1 segundo registrar todo esto en mi base de datos, el tan solo comenzaba a decir “Hola…pensé que nadie vivía allí, hasta que la conserje me dijo, que no te había visto por 3 años, pero que seguías pagando el alquiler…” a mi solo me quedo responder mientras entrábamos al ascensor, “si lo que pasa es que soy medico y estaba fuera del país en jornadas..me tengo que ir…un placer” fueron mis ultimas palabras antes de entrar al estacionamiento…Contextura delgada, musculatura medianamente definida…y por supuesto no pareció reconocer mi mentira.
Horas y horas había recorrido las calles atestadas de gente, buscando nada en particular y distrayendo mi mirada en cualquier cosa que llamase un poco mi atención, desde la música de los carros, hasta un niño comiendo concentrado un helado, afuera se respiraba cotidianidad, las mujeres que regateaban conmigo parecían hacer lo mismo día tras día, también parecían no entender que esta en cambio era mi primera vez, parte de mi anhelaba esta cotidianidad, o la que tuve hace tan poco…cuando…BASTA!! No es un pensamiento que debo permitir, así transcurrió mi día, ya había iniciado la luna su recorrido cuando llegue, otra vez, exhausta…Un vaso de agua fría, otro baño con agua caliente, un poco de música, y ya estaba lista para sacar de las bolsas lo que había comprado, la verdad no era mucho, o al menos no lo que cualquiera imaginaria que pudiese tomar un día entero, supongo que parte de esto era no estar rodeada de estas cuatro paredes, que suelen amurallar mis pensamientos…
Uno a uno cada objeto se hizo lugar en mi mente y en mi espacio, entre mis favoritos destacaban un cenicero con forma de calendario azteca, realmente no nos permitían fumar, pero desde hace años es un vicio que tiende a regresar…en puestos de honor estaban, un afiche que mostraba un prado verde fresco atravesado por un riachuelo, luego el camino se extendía arenoso hasta llegar a una montaña tibetana cubierta de nieve, la imagen era relajante, tenia siempre para mi una invitación abierta para irme allí, cuando no quisiese estar aquí, este afiche ocuparía la pared de la sala, justo frente al mueble donde pudiese verlo, la pared de mi cuarto estaría ocupada por un cuadro pintado a mano que describía unas hadas montadas en unicornios blancos, en una noche estrellada, era parte de una colección que tu habías iniciado, yo la perdí, y ahora intento recuperarla. Otras cosas que probablemente nunca utilizaría, también se hicieron lugar, como shoots para beber tequila que se agrupaban al final de la mesa, aun sabiendo que mi estomago no toleraba la tequila…Divagaba en estas reflexiones cuando una luz roja intermitente capturo mi atención, quite algunas bolsas que la disimulaban y allí estaba mi contestadora, creo incluso haber olvidado que la tenia, la luz indicaba que había un nuevo mensaje, supuse que era alguien equivocado, pero aun así escuche, “Hola, supe que habías regresado, quiero verte…ven a mi casa mañana a cenar…donde siempre”. Al escuchar el mensaje inevitablemente una sonrisa se había trazado en mi cara, podía sentirla, probablemente la primera desde que, como el había dicho “había regresado”…borre el mensaje, mire alrededor complacida de lo que veía, complacida de haberle escuchado…era tarde y mis parpados aun se mantenían despiertos, acostumbrados a las largas horas de insomnio y vigilia, pero mi mente los convencería del merecido descanso, ahora me iría a dormir.
6:30 am mis parpados vuelven a imponerse, mi mente vuelve a ganarles…así transcurrió parte del día, cuando desperté el reloj me insultaba gritando 3:00 pm, pero no podía evitarlo el sueño se convertía en una latencia por elección, arma efectiva contra mis pensamientos, los que me recordaban donde había estado, y lo que había hecho……COMER!! Ahora me obligo a pensar que tengo algo de hambre, la que seria saciada por jamón y queso en medio de dos panes cuadrados, no tenia nada que hacer solo esperar que el tiempo me alcanzara, me senté en el mueble para dedicarme a viajar a mi montaña tibetana, ya casi era la hora tácitamente acordada, me bañe y cambie, ropas ajustadas delataban mi intención, la 9 mm al final de mi espalda era solo mi rutina. Siete en punto, la hora exacta desde hace ya tanto tiempo, yo tocando su puerta, pensando lo agradable que era volver aquí, abrió la puerta sonriendo al verme, algo en la cocina llamo su atención, pase y detrás de mi la puerta se cerraba, a mi alrededor las cosas seguían casi iguales a lo que yo recordaba, muebles nuevos, mismo estilo..ninguna foto visible, seguía obedeciendo a lo mismo que yo, la cena ya estaba casi completamente servida, comida china, algo ajeno completamente a su sangre, pero que juró haber cocinado el mismo, talvez pensó que no recordaría la sazón de Ming, el cocinero del restaurante chino de la esquina, cada tipo de comida estaba cuidadosamente servida en un plato diferente, esto solo por mi preferencia, pues en su plato se mezclaban todas las comidas y olores, el tiempo paso y la comida acabo aderezándose con risas, bromas, y alguna anécdota de la vecina o del carnicero, nada personal, horas mas tarde ambos estábamos en la sala frente a frente, ambos sabíamos que era inevitable, los labios se encontraron y las manos se persiguieron, besaba bien, recordaba su sabor en mi boca, un pie siguió al otro a la habitación, sus manos se tomaban su tiempo en deslizarse por debajo de mis ropas, retirándola cuidadosamente, suspiros comenzaban a llenar el ambiente, podía ver sus ojos claros brillando con mis manos recorriendo su cuerpo, los minutos pasaban y los cuerpos se acercaban, el aire se hacia cada vez mas caliente, los gemidos placenteros nacían y crecían, mis ojos se cerraban, mi percepción del tiempo se alteraba entre acelerado e inmóvil, mi mente ha desaparecido del escenario, soy emoción, sudor y placer, el sabor de mi boca ya no es el mismo, aun cuando la besan los mismos labios, veo sus ojos negros ébano bebiéndose mi aliento, abro mis ojos, veo sus ojos verdes, trato de controlarlo, no puedo, otra ves los ojos negros, son otras manos las que ahora siento hundirse en mis espalda, no puedo controlarlo, se que no es el, no puede ser, la cordura intenta regresar, suspiro…..placer confundido que la espanta....escucho su voz, siento su piel sobre la mía, su olor impregnando las sabanas, abro los ojos por segundos, la piel cambia, el olor se disipa, vuelvo a cerrarlos, me abandono, nuestros ritmos se aceleran, ojos negros sobre mi, ultimo esfuerzo, últimos gemidos, orgasmo recién concebido, mis manos lentamente se deslizan exhaustas por su espalda, suspiros agotados, ojos cerrados, nueva posición, su brazo cruzando mi pecho, susurros al oído, sueño bienvenido, no se cuanto tiempo paso antes de que mi mente comenzara a reproducir las ultimas tomas de mi inconciencia, yo parecía permanecer en letargo, respiro profundo tratando de capturar todos los olores de la habitación, esperando encontrar su calido olor de piel tostada, el aroma a piel blanca me saco a patadas de mi letargo, mi pulso se aceleraba, los recuerdos volvían mas claramente, mi cabeza comenzaba a doler, trato de darle sentido…ya no sabia con quien había hecho el amor, mi cuerpo había estado con alguien, pero mi mente o al menos algo de ella había estado con un recuerdo, las paredes comenzaban a girar, mi estomago iniciaba su protesta, el brazo que cruzaba mi pecho se hacia mas pesado en cada segundo, mis pulmones pronto lo rechazaron, rápidamente me levante de la cama, corrí al baño, la puerta no había terminado de cerrarse cuando mi cara ya había tenido un encuentro necesario y cercano al inodoro, mi pecho dolía, y un amargo sabor colonizaba mi boca, había vomitado y volvía a hacerlo, pasaron algunos minutos antes de que lograra recuperarme, tenia que salir de allí, enjuague mi boca y mi cara, salí bajo la pantomima del sigilo, sabia que el estaba despierto, recogí mi ropa, me cambie rápidamente en la sala, tome mis cosas y otra vez detrás de mi se cerro la puerta, contuve mi respiración hasta escuchar el motor de mi camioneta, me aleje de allí con la suficiente fuerza en el acelerador como para despertar a la madrugada. Pasaron algunos minutos antes de que pudiese identificar la calle donde estaba, mi cabeza todavía daba vueltas, no quería volver a casa, quería simplemente sacar esta sensación de mi pecho, parecía que mi corazón marcara el ritmo del acelerador, el velocímetro solo subía, trataba de censurar mis lagrimas, el esfuerzo fue nulo, ningún pensamiento parecía hacerse claro en mi mente, todos eran rápidos y enmascarados en negación, me obligaba a mi misma a no sentir, las lagrimas probaron mi derrota pero disminuyeron el peso sobre el acelerador, ya sabia donde estaba, me tomaría 3 minutos llegar a mi casa, por eso tomaba la dirección contraria, la palabra “no” se hacia repetitiva, los recuerdos de esa noche no desaparecían.
Mi cabeza palpitaba de dolor cuando los primeros rayos de sol secaron las lagrimas acumuladas en mi rostro, me detuve a un lado del camino, desde donde podía ver el amanecer, baje del carro y por primera vez en toda esa noche hubo silencio, una ultima y solitaria lagrima descendió, al recordar que esta era una de nuestras pequeñas tradiciones cuando viajábamos juntos, antes de….y no solo era ver a el sol abriéndose paso entre las nubes y montañas lo que nos gustaba, si no además, la sensación de cómo a medida de que los rayos tocan tu piel va muriendo el frió de la madrugada, decidi ir a casa, estaba cansada. Llegue y como siempre abrí la nevera, tome agua, tenia hambre, pero no quería comer, tenia sueño y mis parpados se negaban a mantenerse abiertos, pero sabia que en muy poco tiempo las voces de mis recuerdos vendrían a despertarlos, algunas pastillas para dormir les darían algo de ventaja, baje las persianas, me quite la ropa y me metí en al cama.
Abro los ojos, no se que hora es, tomo el reloj y lo volteo contra la pared, esta ves no quería ver su sentencia, ya las pastillas habían terminado su misión, pero aun me sentía un poco adormecida, lo recuerdo todo, por algunos segundos mi conciencia estuvo en paz, todo mi cuerpo duele, parece haber asistido a una batalla donde solo el fuese blanco y misión, con esfuerzo me levanto de la cama, me cepillo los dientes para mejorar el sabor de mi boca, nada parecía suficiente, decido bañarme, debajo de la regadera, suspiro, parece que el agua tibia recorría cada centímetro de mi cuerpo, barriendo cada golpe, cada rasguño, suspiro de nuevo concentrada en mis pensamientos, en los hilos de agua que se deslizaban por mi vientre y se unían con otros en mis piernas, tejiendo un vestido transparente que se ajustaba perfectamente a mi figura, la misma que tantas veces sus manos habían descrito, podía sentirlas subiendo por mis piernas, recorriendo mi vientre…acariciando mis senos…abro los ojos, estoy sola, cierro la regadera, me cubro con el paño, salgo rápidamente, no puedo entender por que ahora no puedo controlar todo esto, después de tanto tiempo, tantas veces, que ha cambiado?
Si se enteran me matan, y eso en este momento no podría importarme menos, salgo en bata a la cocina por algo de tomar, la lucecita roja intermitente daba gritos de atención, pulse el botón, tenia un mensaje nuevo, la misma voz que anoche había abandonado en silencio, ahora decía serenamente “Se por lo que estas pasando, tranquila, hablemos, te invito un café a las 6:00, ya sabes donde ir” creo haber estado detenida frente al teléfono por algunos minutos, tratando de decidir si ir o no, no quería por que podría simplemente intoxicarme, pero iría solo por la esperanza de escuchar como salir de esto, las colillas apagadas en el cenicero me habían ayudado a consumir el tiempo hasta que fuese hora de irme, esta vez no eran ropas ajustadas las que ocultaban mi 9mm.
Seis en punto, caminaba hacia las mesas al aire libre de caffe en el que muchas otras veces nos habíamos citados, en una de las mesas estaba el, esperándome, con una taza de café negro en frente y otra de Moka para mi, lo saludo apenas rozando su boca, me siento, tomo un sorbo de café, era lo primero caliente que llegaba a mi estomago, y lo despertaba ruidosamente, comenzamos a hablar, el preguntaba si ya me habían llamado del trabajo, y que les diría cuando lo hicieran para lograr un par de días mas de descanso, parecía preocuparse por mi, ahora se llevaban el plato donde estaba el pollo parmesan que acababa de terminar de comer, me sentía un poco mejor, el color normal volvía a mi rostro, acompañado de nuevas fuerzas, el mesonero con mi plato no había desaparecido de vista aun, y ya mi mano estaba entre las suyas, su tono de voz cambio, seguía siendo tranquilizador, pero algo me incomodaba, Sabes- decía - creo que todos somos básicamente iguales, venimos del mismo primate, yo te conozco - mi cara comenzó a cambiar - se que eres tan o mas egoísta que todos, lo se porque lo veo en tus ojos - sus palabras comenzaban a molestarme - pero tu no terminas de despertar, y reconocer tu realidad, tu dualidad, la que yo veo, y tu no – mi cabeza comenzaba a latir, su voz era intermitente, a veces alta, y otras veces disimulada por mis pensamientos, el no se callaba, ya era insoportable- te conozco completamente…- ya no podía escuchar nada mas, trate de deslizar mis manos fuera de las suyas, pero me apretó con fuerza diciendo- ACEPTALO, no eres ni serás una buena persona, tu vida se resume al pedazo de metal que escondes en tu espalda - Con fuerza trate de liberar mi mano, el la apretó, me levante casi de un brinco, con la mano libre voltee la mesa sobre el con todo su contenido, el metió su mano derecha debajo de la chaqueta, muy tarde una 9mm apuntaba su frente, la gente comenzó a acercarse por mi espalda, baje el arma y me aleje de prisa y sin voltear, el color de mi rostro era ahora una exageración, sentía ganas de gritar, la demostración publica probablemente me saldría caro, no me importaba, como se atrevía, 4 segundos mas y hubiese halado el gatillo, eso me hubiese costado la vida.
No pude evitar que mientras me alejaba caminando una pequeña sonrisa se dibujara en mi rostro, me gustaba el sonido de mi pulso acelerado y el sonido de los vasos resbalándose por el mantel y partiéndose en el piso, pero la sonrisa pronto fue asesinada por mis pensamientos, odiaba las palabras que habían salido de su boca, la 9 mm ya estaba de nuevo en mi cintura, seguía caminando normalmente, nadie podría sospechar lo que había pasado minutos antes, mi pulso regresaba a sus valores normales, ya estaba a algunas cuadras del caffe, tal como me entrenaron, me acerque a una vitrina con la única finalidad de ver si alguien me seguía, por algunos segundos no me percate de nada, pero cuando comenzaba a caminar un reflejo apareció fugazmente, estaría atenta, continué caminando por esa calle, siempre con las vitrinas a mi derecha, ya era un hecho, me seguían, el dueño de este reflejo parecía observarme atentamente, yo intrigada continuaba tratando de delatarlo, pronto sus escondites escasearon, y su reflejo apareció completo, llevándose mi respiración con el. Mis sospechas se comprobaban ciertas, reconocía esa altura, esa sombra, ese modo de caminar, pero simplemente no podía ser verdad, era imposible, cambie la dirección de mis pasos, ahora era yo quien lo seguía, descaradamente, tenia que saber quien era realmente, mis pasos se aceleraban, no podía ser el, a menos que hubiese sobrevivido, pero como me encontró…y ahora que querría….rápidamente su sombra me había guiado hasta un callejón sin salida, puertas, o ventanas, ni rastros de a quien seguía, estaba confundida, mi cabeza dolía, creo que estaba alucinándolo, y eso no puede suceder, me desesperaba la imagen de mi misma sola parada en ese callejón después de haber seguido a un fantasma, quería ir a casa, con la mirada perdida y una seguridad solo aparente regresaba al estacionamiento donde había dejado la camioneta, montada en ella bajo el vidrio para pagar el ticket, mis manos se extendían con un billete cuando el pronuncio algunas palabras. Mi pulso tembló, era su voz, con miedo levante la mirada para descubrir a un hombrecillo muy delgado que veía extrañado mi reacción, “pero si no es tan caro”, dijo, la voz solo había provenido de mi mente, acelere sin esperar el cambio, ahora necesitaba ir a casa, llego otra vez a casa, esta vez ni siquiera prendo la luz, no quiero verme en este estado, mi mente ha perdido toda claridad y siento que su peso es demasiado sobre mis hombros , aun así me rehúso a alimentarla con recuerdos, y bajo esta misión las botellas de vino comenzaron a vaciarse por mi garganta, cada gota como sicario de neuronas se pagaba con mi conciencia, yo celebraba con uno y otro cigarro que aceleraban el proceso, inquieta deambulaba por la casa, fijándome en detalles insignificantes, hablando sola, balbuceando cinismos e ironías de mi realidad, pronto las paredes comenzaron a girar a mi alrededor rápidamente, mis pasos empezaron a perder orientación tropezándose con cualquier mesa cercana, mis manos en un intento por evitar la caída tumbaron y partieron lámparas y jarrones, esto me obligo a sentarme en el mueble, con la copa de vino en la mano, menos algunas gotas derramadas en el camino, con esfuerzo logre ponerla en la mesa frente al mueble, recosté la cabeza y levante la mirada, ahora la imagen de la montaña tibetana no tenia sentido, se veía borrosa y el rió se confundía con las paredes, balbucee palabras que solo en mi mente tenían algo de sentido, Me quiero ir- repetía constantemente, era difícil obligarme a mantener los ojos abiertos, yo no lo había logrado, por segundos cerraba los ojos y estos volvían a abrirse, mi cabeza comenzaba a doler, me acosté completamente, el espacio entre mis parpados era mínimo, en compás intermitente continuaban abriéndose y cerrándose, una y otra vez escapándose de mi control, mi mente estaba en pausa, la combinación era extraña, el alcohol había relajado mis músculos y callado mi mente, pero al mismo tiempo perdía control de mi cuerpo, el tiempo pasaba sin trascendencia, quería mas vino, pero mis manos estaban muy pesada, mis ojos trataron de enfocar la copa, todo estaba muy borroso, pero podía ver el vino rojo….mis parpados se cerraban, con dificultad volvían a abrirse…rojo..como la sangre, rojo como la arena pintada con sangre que a carreras salía de su cabeza, abro los ojos, aspiro fuerte, con mi mano tumbo la copa, me inclino, ahora veo el vino pintar el piso, me levanto, corro hasta el baño, vomito, no podía sacar la imagen de mi cabeza, vuelvo a vomitar, mi garganta arde y mi pecho comienza a doler un poco, no puedo controlarlo, vomito de nuevo, necesito todo esto fuera de mi, estoy cansada muy cansada, mi estomago esta vacío pero las nauseas no desaparecen, mi cabeza duele, siento la necesidad de acostarme, lo intento, pero las nauseas vuelven, la poca fuerza que me quedaba me abandona, todo parece desvanecerse, mi cabeza late recordándome lo que vi, el vino, la sangre, al inclinarme una vez mas una delgada cadena resbala por mi cuello, trayendo consigo un anillo como dije, que fue a dar contra el borde de mi nueva mejor amiga, a quien ahora abrazaba con fuerza, produciendo el mismo sonido de aquella noche, celebrababamos en casa un año mas juntos, habíamos escondido los regalos, el encontró el mío muy rápido, lo perseguí para quitárselo antes de que lo abriera, pero en el forcejeo la caja se abrió y el anillo cayo al piso, antes parecía insignificante ahora lo recordaba con todo detalle, apretaba el anillo entre mis manos, es lo único que queda de el.
Aquel día en la playa, después de recorrer su pecho desnudo con mi mano, deslice mis dedos entre los suyos por ultima vez, llevándome el anillo conmigo, recuerdo o trofeo…….vomitaba por ultima vez, mi pecho dolía mucho mas, mis piernas no respondían, me acosté en el piso, mis parpados se cerraban completamente.
El frío del piso o la claridad del sol sobre mis ojos termino por despertarme, odie ese momento, despertaba y a cada segundo recordada que seguía siendo yo, y nada de lo que había hecho se había desvanecido, quería volver a dormir, pero sin nunca abrir los ojos, el aturdidor dolor de cabeza me recordaba que continuaba aquí, y muy a mi pesar viva, mi esperanza oculta de que todo hubiese sido un sueño ya se había desvanecido y detrás de ella tan solo quedaba yo, con mis recuerdos, mis hechos y mi dolor de cabeza, voy a la cocina, sirvo un vaso de agua, y saco dos pastillas, las levanto, me volteo casi por inconciencia, y delante de mi la mancha roja de vino en el piso, apreto las pastillas en mi mano y las arrojo con fuerza al piso, la mancha delatora me acusaba y prohibía el alivio de mi cabeza, de mi mente…de mi pecho…Ahora huía de ella, otra vez a mi cuarto, guarida, refugio por preferencia, confidente de lo que soy y he sido, me molestaba el sonido de mis pasos, no por el ruido, solo por ser míos, sin querer piso el control del televisor, encendiéndolo, las noticias atrajeron mi atención, en un escenario muy familiar para mi gusto, una periodista decía “Ayer se cumplió una semana de la muerte del gobernador, y hoy la muerte de su único hijo…..
-Mi mirada inmovible, mis pies petrificados, y mis oídos bebiéndose esas palabras
-“Mucha gente se ha reunido aquí con velas y rezos para llorarlos, la joven que se conocía como novia del futuro gobernador es la única ausente en estos……
Ya no podía escuchar una palabra mas, mis manos se desesperaban por obtener el control.
“La policía aun no tiene culpables para estos asesinatos, los últimos reportes indican, que se trata de algún altamente organizado y totalmente sin escrúpulos………
Continuaba presionando el botón de apagado, sin obtener resultados
“La policía asegura conseguir a los culpables…..
Un grito escapo de mi pecho CALLATE!!!!!
“Esperamos con ansia a que se capture a tan despiadados asesinos y no……
Empujé el televisor contra el piso, donde termino produciendo chispas, la pantalla ya estaba partida y ninguna voz se oía, pero yo ya había comenzado y no podía detenerme, con la mano barrí las baratijas que estaban sobre una repisa en el cuarto, tire la repisa pisándola hasta partirla, impulsivamente tumbe el mueble de madera que ocupaba toda mi ropa, todos mis cds siguieron el mismo destino, el caos aumentaba en mi habitación, voltee el colchón de mi cama dejando parte de el en el piso. El caos en mi se hacia tangible, en lo que ya no era reconocido como mi cuarto. La ropa regada en el suelo, acompañando al colchón que antes ocupo tan elevado puesto, los cds antes tan preciados ahora se rompían bajo mis pies, el televisor aun chispeante y los pedazos de vidrio saltando hacia mi, composición perfecta para la banda sonora de mi ira, de mi rechazo, nada se salvaría del ataque, traducción inmediata de mi mente a los músculos de mis manos, brazos y piernas, detonador de la destrucción…mi vista se fijo en el cuadro de las hadas intacto y escandaloso en la pared, parecía celebrar que aun estaba allí, pero la embestida no lo perdonaría, rápidamente lo tome entre mis manos, me voltee para agarrar impulso antes de lanzarlo contra la otra pared, pero quede frente al baño, con la puerta abierta, por un segundo la carrera se detuvo, el cuadro se deslizo lentamente entre mis manos hasta posarse con suavidad en el suelo, el rumbo de mis pasos cambiaba, calmadamente me dirigían hacia el baño.
-Es ella.
Ahora hablaba con la periodista.
-Si, es ella, aquí esta!
-Aquí esta su asesina
-Maldito espejo delator
-Era la primera vez que veía su reflejo
-Vengan, búsquenla, júzguenla y mátenla.
-Aquí esta!!
-Todo junto…Novia y Asesina…
Las lágrimas comenzaron a desbordarse por mis ojos
- Nunca quise matarte
Ahora hablaba con el, con su recuerdo.
-Pero para eso estaba, solo para eso había estado desde hace 3 años, y yo lo sabia, Si, fui yo quien mato a tu padre.
Ese día, apenas acabábamos de llegar a la habitación del hotel, y tu padre justo terminaba una rueda de prensa, ¿lo recuerdas?, yo me metí en el baño, te dije que iba a ducharme, pero detrás del gabinete de accesorios estaba escondida una caja, con un arma de largo alcance desarmada, la misma que me tomaría 15 segundos armar, y que en 3 minutos mas, se convertiría bajo la presión de mi dedo en el arma homicida de tu padre, no podría ahora negarte, la pequeña sonrisa que se dibujo en mi rostro al comprobar mi puntería, el arma volvió a su escondite original, yo me duche y salí rápidamente, para mezclarme con tu aroma, hundirme entre tus manos, arrancarte suspiros y entregarte los míos. Apenas habíamos terminado cuando seguridad llego, y atropelladamente nos llevo a otra habitación de seguridad, para comunicarte una noticia que yo ya sabia, mientras secaba tus lagrimas, cualquier rastro de sonrisa se desvanecía, en cambio era sustituido por un profundo dolor en el pecho, el mismo que yo incrementaría un día mas tarde, cuando ya estábamos a salvo en aquella playa, ya la persecución había cesado, si, yo te salve de quienes querían matarte, ¿recuerdas?, después de haber peleado con aquel hombre que apuntaba su arma a tu cabeza, te pedí a gritos que confiaras en mi…que oscura seria tu suerte por haberme creído………Aun puedo recordar el calido toque del sol en mi piel, y la arena entre mis dedos, a mi lado tu dormías, tranquilo, en paz, por algunos minutos creí que nada de esto había sucedido, que todo había sido tan solo el sueño de una mente retorcida, quería llevarte conmigo para que olvidaras, quería contarte a gritos mi historia, para poder morir en tus brazos, pero una sombra se interpuso entre el sol y mi piel, sacándome a empujones de mi sueño, un hombre delgado, con uniforme y el logo del hotel bordado, me entregaba ahora, tu sentencia, varias toallas dobladas una sobre otra, en lo mas alto un pequeño papel, que hizo temblar mis manos cuando mis ojos lo leyeron, lo coloque en mi bolso, lentamente mi respiración volvía a ser normal, tu seguías dormido a mi lado, lentamente con mis dedos recorrí tu pecho, que subía y bajaba con infinita paciencia, tus respiraciones, siempre profundas, parecían preciarse de ser las ultimas, ya algo mas se había adueñado de mi conciencia, coloque las toallas cerca de tu cabeza, deslice mis manos entre las ultimas, las mas cercanas al suelo y a ti, reconocí el frío en mi mano, una 9 mm con silenciador, cargada…como siempre, quite el seguro y por un instante dentro de mi grite para que abrieses los ojos, volver a ver tus ojos negros, descubriendo mis actos, pero nada paso, el tiempo se congelo, deliberadamente apoye mi mano en tu pecho, seguias dormido, hale el gatillo, en mi rostro ahora se desvanecia cualquier indicio de sonrisa, y en el tuyo la vida, mi mano bajo por tu pecho hasta tus manos, retire el anillo, tome mi bolso, nadie lo había advertido, ya la sangre llenaba la toalla, y como el vino en el piso, pintaba de rojo brillante la arena, un nudo se ataba en mi estomago, voltee por ultima ves, tu piel morena aun brillaba bajo el sol, me aleje caminando, mientras el nudo penduleante en mi garganta me desgarraba a cada paso.
-Si ella…yo…ambas..tu asesina.
Te mate, y si yo no lo hubiese hecho alguien nos habría matado a ambos, mi tono de voz cambiaba, excusas!! Grite!!!
-la fuerza invadía mis manos otra vez, la ira le daba la revancha a mi cuerpo, Mentiras!!, volví a gritar, Cobarde, mentirosa. Le gritaba al espejo, casi sin darme cuenta ya había en mis manos los restos de una lámpara que en medio del huracán había llegado hasta el baño. Dijiste que amabas pero igual asesinaste, dijiste ser libre pero no hiciste lo que querías. No eres nada y con fuerza arroje la lámpara, partiendo el espejo en muchos pedazos que gritaban al encontrar el piso.
Por inercia mi cuerpo encontraba el piso, y mi espalda se apoyaba en la pared, en esto me he convertido, por ellos…o por mi, a fuerza de no sentir ahora sentía demasiado, mi existencia se avía convertido en 9mm de metal y 1.5 litros de sangre, mi libertad había sido mentira desde la primera muerte que cauce. Su muerte despertaba mi vida, nunca había sentido, tanto dolor, odio y alegría, pero fue mi mano, la que halo el gatillo, y es su recuerdo el que atormenta mi mente, los pedazos de vidrio se habían incrustado en mis pies, cuando los saque algunas gotas de sangre quedaron en mis manos, esta visión no me perturbo, lejos de eso, parecía incitarme.
Ahora era con mi sangre la visión que se plasmaba en mi mente, sangre como metáfora de mi libertad, casi imperceptiblemente tome uno de los trozos de vidrio que se habían caído cerca de mi, mi mente se embotaba en recuerdos perdidos, nublados, sin sentido, algo mas parecía guiar mi mano derecha, lo miso que mantenía a la izquierda pegada a el piso, sutilmente la mano derecha comenzó a cortar a la mano izquierda la que no hacia resistencia. No sentía dolor ni siquiera estaba sufriendo, la sangre ya se escapaba de mis venas, con esta gota de sangre mato mis ganas de no sentir, la mano derecha continuaba su laborioso trabajo, con esta gota de sangre asesino mi deseo de agradarles a todos, mi honestidad hecha conveniencia y mi maleabilidad hecha consentimiento, ahora muere mi necesidad de ganarme el respeto de todos a fuerza de ser “una buena persona” , se acabaron las mentiras, la mano derecha descansaba exhausta al lado de la izquierda, le faltaban fuerzas para continuar, y a mi pecho se le agotaba el aire.
Mi sangre en el piso pintaba un mosaico rojo y blanco, mi vista se fija en esta nueva decoración, no puedo evitar recordarte, pero ahora la permito, si, te amo y te ame, probablemente siempre lo haré, aun con tu muerte has provocado vida, marinada en lagrimas, pero vida al fin.
El piso y la pared se confundían, a veces parecía ser uno, ya mi vista estaba borrosa, lentamente mis parpados caían pesadamente, instintivamente trataba de mantenerlos abiertos, ya no sentía nada mas que unos leves pinchazos en mi mano izquierda, a mi alrededor todo se oscurecía, ya no sabia si mis ojos estaban abiertos o cerrados, el frío del piso comenzaba a treparse por mi espalda, mis piernas se relajan, la oscuridad se hace mas densa, incluso dolorosa, mi corazón antes acelerado, ahora bajaba su ritmo, no se donde estoy, no siento nada, débilmente sale el aire por mi boca. Mato mis ganas de asesinar, mi felicidad hecha de excusas, mi falta de constancia, acabo con las ganas que alguna vez tuve de asfixiarte porque te mate cuando no quería.
Ya no puedo pensar y tengo mucho frío, hay mucho silencio, creo deslizarme lentamente a alguna parte, el tiempo ha dejado de transcurrir.
Creo haberme convertido en mi asesina.
27/06/05
Elizabeth Centeno
Despierto y…
